Amo mi Cerebro
Creo que el título es lo bastante claro, pero podemos extendernos un poco más. En serio amo mi cerebro, él jamás está cansado; incluso cuando duermo él está ocupado. Es mi mejor amigo, pueden llamarme loca si quieren, pero mi cerebro habla conmigo ¿Acaso no lo hacen los cerebros de todos? Me muestra mundos que no existen, hace películas para que sueñe cada noche, me ayuda a comprender a las personas que me rodean. Mi cerebro es genial; cada parte de mi cuerpo funciona gracias a él y él ama a cada una de las partes de mi cuerpo. De vez en cuando discutimos, sobre todo cuando me dan migrañas, pero supongo que debe estar tratando de hacer algo tan difícil que, pues, acaba haciéndose daño y necesitamos un ibuprofeno para sentirnos mejor.
Mi cerebro me ha mantenido al tanto del peligro siempre, desde niña me cuida cuando estoy sola, no me deja cruzar si estoy en peligro, nunca faltará quien no me crea, pero a veces cuando voy a cruzar y no he visto bien, mis piernas no se mueven, mi cerebro no las deja moverse y evita que me maten. Estoy segura de que está aliado con mi ángel guardián para hacer esas cosas. También me trolea mucho, a mi cerebro le gusta burlarse de mí, odio esa sensación de que olvide algo, él sabe que fue lo que olvide, pero no me dice lo que es, me hace caminar de regreso al cuarto o a la cocina para poder recordar lo que iba a hacer. Considero que mi cerebro no podría ser más genial. Es la fuente admirable de todas las ideas que se me ocurren e incluso me ha salvado de cometer una que otra estupidez.
Es una lástima, que a veces no lo escucho, porque siempre o al menos la mayoría de las veces tiene razón y cuando decido ser sentimental en lugar de lógica, lo veo negando con la cabeza y con los ojos hacia arriba. Pero es bueno, nunca me dice, te lo dije, solo me ayuda a levantarme, mostrándome lo positivo y recordándome lo divertido, ayudándome a reírme de mí misma y de lo tonta que fui. La mayoría de las personas no ve a su cerebro como un amigo, pero es igual de importante que cualquier otro órgano del cuerpo. Ambos compartimos un inmenso gusto por el dulce, él consume el 25% de la azúcar que como cada día, quizás por eso cuando como más chucherías se pone hiperactivo y me hace sentir feliz.
No le gusta que esté triste, siempre que algo me pone triste, me hace pensar en cosas buenas, en cosas divertidas, en cosas graciosas, incluso saca de una vieja cajita polvosa, chistes viejos que me hacen reír y que ya no recordaba. Siempre procura mantenerme alegre, incluso los lunes. Es un gran aliado de mi corazón, pero quizás sea porque mi corazón es más pequeño y un poco analfabeto, así que es más fácil de controlar. Su trabajo es difícil, a él lo veo como un caballero de brillante armadura, con su hermosa lanza de plata, siempre pendiente de mí. Lucha contra las cosas que el mundo nos lanza a diario, malas noticias, política, problemas sociales, enfermedades y muchas cosas más. Por eso lo quiero tanto, siempre está ocupado haciendo funcionar el resto de mis órganos, pero siempre tiene tiempo para mí. Por eso lo amo tanto.
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